Trabajo sobre las Escuelas Libertarias. 2ª Parte:
EXPERIENCIA PRACTICA
Sin duda, experiencia inolvidable la que a continuación se expone.
Todo comenzó un tranquilo día, en hora de práctica, cuando entre los miembros realizadores de este trabajo surgió la idea de ir a visitar una escuela de similares características a las que aquí pretendemos exponer.
Tal aportación enseguida fue aceptada y nos pusimos manos a la obra. Buscamos información sobre ella, el número de teléfono, su localización,… y además redactamos en un borrador algunas preguntas que nos parecían interesantes preguntarles a los organizadores de esa entidad.
A la semana siguiente nos vimos en la situación de que algunos compañeros llamaron a la escuela para concretar cita, pero no les atendió nadie. Así que impulsivos como los que más y sin pensar demasiado, cegados por el ansia de ir a ver todo aquello, nos fuimos “pitando” hacia Olocau, localidad donde se encontraba la escuela. En realidad, en esos momentos ninguno de nosotros se imaginaba lo que nos esperaba con la famosa visita.
Al principio todo iba estupendamente pero llegando al pueblo surgieron los primeros problemas. No sabíamos llegar! Al parecer, la escuela estaba en una zona de urbanizaciones a las afueras del pueblo y, por lo que vimos, la gente de allí no tenía mucho conocimiento sobre esa escuela. De hecho, cuando por fin andábamos cerca y preguntamos a un señor, él no reconoció la escuela por su nombre (“Els Donyets”), sino que nos dijo que lo único que sabía que había cerca era una guardería.
Nosotros, sin nada que perder, fuimos hacia esa supuesta guardería y efectivamente eso era. Habíamos llegado.
Bajamos todos del coche artos de haber dado tantas vueltas, nos paramos unos instantes en la puerta y vimos que se trataba de un simple chalet. No tenía nada fuera de lo común. Bueno, a decir verdad, por el muro que bordeaba la casa había columnas pintadas de colores pero en general, una casa cualquiera.
Después de repasar todo lo que les queríamos preguntar, llamamos, y tardaron bastante en abrirnos. Por la verja de la puerta de entrada había una lona verde a modo de preservar la intimidad del interior (el jardín), pero nosotros ahí estábamos todos intentando ver lo que había dentro. Se oía ruido, y niños, y enseguida pensamos en la posibilidad de que se encontraran en la hora del recreo (o mejor dicho, del jardín) pero pronto descubrimos que no se trataba de nada de eso.
Tras unos minutos esperando a que nos abrieran, por fin conseguimos llamar su atención y un hombre se acercó y nos preguntó. Nosotros nos presentamos y le comentamos el trabajo que estábamos realizando y demás, y le agradecíamos un poco de su tiempo para contestarnos a algunas preguntas. (Todo esto hablando con una verja en medio, porque no nos abrió la puerta).
Al parecer, al saber ya cuales eran nuestras intenciones, se decidió a abrirnos y nos dijo que esperáramos allí mismo, en la puerta pero ya dentro, hasta que viniera la mujer que estaba al mando de la escuela.
Nosotros allí que nos quedamos, como estatuas y observando. Fueron los 5 minutos más aprovechables que tuvimos porque en 5 minutos vimos cosas que jamás hubiéramos podido imaginar ver en una escuela (si se le puede llamar así).
20
Nada más entrar, vimos a muchos niños revoloteando por el jardín. Enseguida se nos apareció un perro enorme, con largo pelo y bastante sucio, que iba tan tranquilo junto con todos los niños. Luego, echamos la vista al fondo y vimos una colchoneta elástica con 4 o 5 niños saltando a la vez dentro de ella. Aunque previamente a ella, había 4 pupitres (en el mismo jardín), con cuatro sillas, pero vacíos. De repente cambiamos nuestro punto de atención y observamos a dos o tres niños con patinetes, patines, bicicletas,… yendo tan tranquilamente por medio del jardín. Fuimos testigos de cómo un niño de bastante corta edad, se “comía” un banco con su triciclo y la chica que estaba sentada cerca, ni se inmutó. Supusimos que ella sería algún tipo de maestra o algo, pero solo hacía que mirar de vez en cuando a algunos niños que rondaban cerca.
Pero ahí no terminó todo. Por si fuera poco, también fuimos testigos de cómo un niño (éste ya de no tan corta edad) que se encontraba sólo en el borde de una especie de fuente, le hablaba (literalmente) a una rana que vivía en esas sucias aguas. Nos quedamos de piedra! Pero es que justo después, oímos un fuerte ruido, nos giramos corriendo hacia el otro lado, y vimos como un niño con los patines puestos, estaba saltando desde la casa de al lado, el muro delimitador hasta entrar en la escuela! Esas dos situaciones fueron asombrosas. Todos quedamos abrumados con lo que acabábamos de ver y enseguida nuestras miradas nos delataron diciendo: “¿Dónde puñetas estamos?¿Qué puñetas es este sitio?!”
Por fin vino la mujer y nos dijo, sin levantar apenas la voz, que en esos momentos no nos podía atender. Literalmente nos dijo: “Ahora no os podemos atender porque nos encontramos en un círculo…y una parte de los niños se encuentra en otro círculo…”. Nuestra cara en esos momentos era todo un poema.
Total, que tuvimos que irnos. Pero todos coincidimos en que con lo que habíamos visto en 5 minutos, teníamos más que suficiente.
Sin duda, una aventura para contar y recordar.
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