miércoles, 3 de noviembre de 2010

Apología a la (in)cultura

A veces los profesores nos sentimos defraudados cuando vemos que un niño no quiere aprender porque su vida social es demasiado "importante": su play, su videconsola, sus golosinas y sus zapas nuevas para enseñar a los demás. Es una lástima que el desinterés no sea trasladado al interés por su propia parte; sin embargo para ello estamos nosotros para enseñarles, como ésta profesora, que lo que aprenden es necesario para su vida, para su futuro y sobre todo para ellos mismos. Ya sea a través de una clase en pupitre o a través de juegos pero habrá que contestarles de una manera que puedan ver indirectamente la utilidad de las cosas.

Ésta es la idea principal, muy sencilla de decir y muy compleja de llevar a cabo; sin embargo ahí está el comienzo y a partir de ahí debemos trabajar confiando en nosotros y en que ese niño va a ser educado o al menos se le va a intentar educar de la mejor manera y que si llegan a la "Belén Esteban" algún día, debemos saber que no ha sido por nuestra culpa pues hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos por el futuro de ese niño.

Carlos Herrero López

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